4/13/2008

El pánico moral en la política


Estaba releyendo el libro de Jorge Insunza, la Apuesta de Chile, y me pareció tan esclarecedor el concepto del pánico moral en la política, dadas las amplias posibilidades de información que se alcanzan con las TICs y su riesgo de caer en el nihilismo. Paso a rescatar un trozo del libro:

Un autor estadounidense de ciencia ficción, Bruce Sterling, describe en un ensayo las nuevas características que están adquiriendo estos hechos, toda vez que la sociedad está mucho más abierta a la información y tiene más vías de transparencia. Las nuevas tecnologías cambian los poderes de información, aumentan la fluidez de lo que se puede saber y la capacidad de hasta dónde se puede investigar. Este cambio rompe muchos límites entre la vida privada y la vida pública, lo que traslada inevitablemente a la esfera pública asuntos privados que antes no se desvelaban o podían contenerse. Ahora esto no es posible o es menos posible.

Sterling señala que el juego previo de la "discreción gentil" hacia ciertos asuntos privados se está desvaneciendo y que el doble estándar carece de espacio posible. Ese cambio, además, es reforzado por una fuerte tendencia de los medios de comunicación a darle prioridad a las denuncias, a explotar los escándalos y -a ratos- a utilizar el morbo.

En su referencia a la política norteamericana, algunas de estas reflexiones de Sterling están asociadas al caso que involucró al presidente Clinton con su becada Lewinsky, como un hecho típico de un asunto privado que estalla en el espacio público, que no es posible contener como antes, que enfrenta al líder a un escrutinio sobre su ética personal sin dar espacio al doble estándar y que, en su novedad, está expuesto a partir de antecedentes sólo posibles con las nuevas tecnologías, como la prueba de ADN que arrojó el vestido de Lewinsky sin embarggo, el interés de Sterling se enfoca sobre todo al modo de vivir - al igual que en Chile- los casos de pedofilia, drogas y actividades de la mafia, porque son los que producen conmoción pública.

Lo que interesa destacar de su reflexión es que separa dos aspectos, el primero, que la sociedad va a estar mucho más expuesta a este tipo de información, que será una constante de la vida pública y que es - en el fondo- otra veta de la ruptura de jerarquías de la sociedad y de sus espacios ocultos. Esto representa una oportunidad de transparencia, de fijar límites y de poner contención a hechos que afectan la ética pública. Sin embargo, también hay un riesgo de efectos éticos. A juicio de Sterling, el modo en que se están enfrentando estas crisis éticas o casos de alto impacto moral, sta tendiendo más a un efecto de "pánico moral"; es decir a una reacción traumática por lo inesperado y extremo de los hechos, condenados desde una conciencia moral básica, aceptada mayoritariamente o por todos. Esa es la veta más sana o sanadora. Pero sucede que este "pánico moral" no llega a plasmar -en muchos casos- un cambio ético desde los calores de su estupor, sino que queda en el espacio de la sola reacción, de la conmoción y de la intoxicación del ambiente público. En muchas ocasiones, asimismo, está derivando en una utilización del escándalo, en actitudes oportunistas y demagógicas, frente a las denuncias y a un abuso del clima público de conmoción para ganar ventajas pequeñas. En medio del pánico, las reacciones no son necesariamente justas ni prudentes. Por el contrario, generan confusión y desorden, los que pueden llegar a aser muy arbitrarios en sus efectos. Con el tiempo lo que se ha notado en muchos de estos casos es que esta acumulación produce saturación, cansancio y una peligrosa desesperanza. De ahí nace la frase típica "al final no pasa nada". El mero "pánico moral" no tiene derrotero, no es un fenómeno que se exprese desde las "soluciones". Por el contrario, tiende a generar tendencias simultáneamente contradictorias.
El riesgo ético que se corre como socieddad, es que ese agotamiento y desesperanza refuercen el escpeticismo y el cinismo. Dicho de otro modo: si lo que ha sucedido es posible, todo es posible, e incluso admisible. Aceptar la inevitabilidadde que "al final no pasa nada" es una forma de vivir en la que "todo da igual", que robustece el nihilismo a gran escala. Este es el mayor peligro.
ESta distinción del fenómeno es anterior a una discusión sobre si se da un acercamiento "conservador" o "liberal" a estos conflictos o crisis. Y es preciso decir algo más: el clima público de denuncias y escándalos no nos hace una sociedad más liberal. Precisamente, el riesgo del "pánico moral" nos convierta en una sociedad más cinica , finalmente, más conservadora.


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1 Comentarios:

Blogger David Duarte dijo...

hola Gabriela, soy un estudiante de sociología, te escribo desde Colombia porque quería preguntarte si tienes más bibliografía en español sobre el pánico moral, te pregunto esto porque estoy haciendo mi tesis de grado sobre el pánico moral y no he encontrado absolutamente nada en español. bueno si puedes ayudarme con eso te agradecería bastante, mi mail es daavid_duarte@yahoo.es.

11/04/2008 12:13 p. m.  

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